Este mes en el que conmemoramos a nuestra querida y apasionante carrera de ingeniería química y su bien sabida versatilidad que llega a tener impacto en todos los procesos industriales que mueven nuestro mundo, debemos tener en cuenta el desafío que significa para el estudiante y egresado estar preparado para afrontar dicha versatilidad, traducida en oportunidades laborales que se llegan a concretar, mediante el paso exhaustivo de un proceso de selección que se finiquita en una entrevista laboral.
Es necesario hacer un análisis para saber con qué fortalezas y oportunidades contamos luego de nuestro paso por la formación universitaria, que es en esencia la matriz que nos llevara a abrirnos paso profesional. Podríamos dividir en dos partes lo que necesitamos para afrontar la vida laboral, primero lo que recibimos de la universidad y segundo lo que hacemos desde nuestra iniciativa en la universidad y fuera de ella.
Lo que recibimos de la universidad tiene un rol formativo en competencias técnicas a partir de la malla curricular, que varia de acuerdo a la casa de estudio en donde se cursa la especialidad, logrando una sólida base en conceptos de análisis químico, operaciones unitarias, fenómenos de transferencia y procesos industriales; esto, desde mi punto de vista, comprender un 30% de éxito que puedas llegar a tener en un procesos de selección.
No todo estudiante que domine las materias universitarias llega a tener éxito en un procesos de selección y es aquí donde un 30% de la segunda parte mencionada tiene importancia; hay que saber que el mercado laboral ahora busca profesionales con habilidades blandas demostradas en el liderazgo para asumir proyectos de investigación, ejecución de eventos o dirección de proyectos y participación en concursos o disciplinas deportivas culturales, ciertamente en la universidad existen diversas agrupaciones o iniciativas de proyecto, pero es decisión de los estudiantes llegar a participar de estas, ahora más que nunca dedicarse exclusivamente a estudiar no e suficiente, hay que pasar de la teoría a la practica de nuestros conocimientos y capacidades.
Del 40% restante, un 20% (lo que muchas veces define un puesto laboral) dependerá de nuestra forma de dirigirnos en una entrevista o dinámica grupal, tonos al hablar, gestos, léxico, seguridad y empatía, acompañado de una vestimenta adecuada y postura; al haber realizado las actividades fuera de las aulas se pierde el miedo, la tensión y presión, es similar a un examen de admisión, entre más experiencia tengamos a nivel emocional y académico, mejor será nuestro desempeño.
El 20% final es dinámico y variable, el tener conocimiento especifico del como funciona la empresa a la cual deseamos entrar: procesos desarrollados, visión, misión, proyectos, historia y organigrama, demostrando interés por ingresar a la empresa y motivación por laborar; además debe acompañarse del manejo de herramientas tecnológicas como programas estadísticos, de simulación, programación, gestión, diseño y redacción que refleje que serás capaz de solucionar cualquier problema.
Aún recuerdo mis primeros procesos de selección, llegaba con pocas expectativas teniendo a mi costado personas con años de experiencia o destacados en la universidad, tenían ventaja innegable, pero la idea era tener convicción en tus capacidades, reflejar tu potencial y mostrar tus valores, como ya mencionamos no lo es todo el conocimiento técnico y puedas suplir algunas deficiencias potenciando otras áreas para llegar al 100%.
Finalmente, en esta era digital, debemos buscar los canales en las redes para difundir o mostrar lo mencionado, elaborar un CV que sea sencillo de leer y conciso; todo esto nos llevará a tener más oportunidades en este maravilloso mundo laboral de la ingeniería química y así tengamos muchos NO en el camino, demostremos perseverancia y coraje para llegar a un SI. ¿Y tú, qué porcentaje de preparación crees tener?
Artículo escrito por: César Alonso Vargas Alvarado
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